El dólar estadounidense y los bonos del Tesoro podrían conservar su estatus especial durante mucho más tiempo por razones inesperadas

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La caída del dólar estadounidense y el aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro durante la reciente agitación en los mercados de capital han llevado a algunos analistas a realizar predicciones audaces sobre estos activos.

Afirman que el dólar está perdiendo su estatus como moneda de reserva mundial y que los bonos del Tesoro están dejando de ser la inversión refugio por excelencia. El índice Bloomberg Dollar Spot ha caído un 3,1 % desde el 31 de marzo, un movimiento significativo en el mercado de divisas. Mientras tanto, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años ha subido 57 puntos básicos, hasta el 4,56 %.

Quienes pronostican el declive del dólar y de los bonos del Tesoro podrían tener razón, aunque también es posible que se equivoquen.

Para que se produzca un cambio en la principal moneda global, debe haber una razón para que la anterior pierda su posición y la nueva ascienda. Por ejemplo, cuando el dólar reemplazó a la libra esterlina como moneda de referencia en 1945, el imperio británico se desmoronaba y su economía estaba devastada tras la Segunda Guerra Mundial. Al mismo tiempo, la economía estadounidense vivía un auge, impulsado por la innovación tecnológica y un masivo gasto público.

Puede que hoy no existan los factores necesarios para el declive del dólar

Entonces, ¿qué podría hacer que el dólar pierda su estatus de moneda de reserva? Los aranceles, sin duda, pueden afectar a la economía estadounidense, pero podrían perjudicar aún más a las economías extranjeras. El aumento de los déficits presupuestarios podría ser un factor, pero hasta ahora no ha tenido ese efecto, y es posible que incluso se reduzcan.

Quizás lo más relevante es que no hay una alternativa clara al dólar. Las otras monedas importantes —el yuan, el euro y el yen— tienen limitaciones considerables. El yuan ni siquiera se negocia libremente, ya que el gobierno chino controla su valor. Es difícil que inversores, empresas y gobiernos confíen en una moneda que no responde a las fuerzas del mercado.

El euro tampoco parece una alternativa sólida: las economías de sus países miembros llevan 15 años en retroceso, lo que debilita su base como moneda de reserva. El yen enfrenta un problema similar, con una economía estancada desde hace 35 años.

En el caso de los bonos del Tesoro, los argumentos son similares. Los títulos del gobierno estadounidense pueden enfrentar volatilidad debido a las turbulencias económicas y financieras, pero China, Europa y Japón podrían sufrir escenarios aún más graves. Además, sus mercados de deuda no tienen ni de cerca la profundidad del estadounidense.

Por todo esto, es muy probable que el dólar y los bonos del Tesoro conserven su estatus especial por bastante más tiempo.