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✈️Viajes

Ciudades que flotan, crecen y enamoran

por
Juan P Colaborador
giant cruise ship on the port royal caribbean cruises nyse rcl (2)

Corría el año 2017 cuando me subí por primera vez a un crucero con fines turísticos. Era una experiencia inédita para mí; siempre había oído comentarios acerca de estas verdaderas moles con proa y popa, pero otra cosa distinta era vivirlo en carne propia. Lo recuerdo perfectamente como si fuera hoy: se trataba del navío Enchantment of the Seas de Royal Caribbean Cruises (NYSE: RCL), y al momento de poner mi primer pie comprendí que nada de lo que se hablaba era exagerado. Pasaron más de 110 años de la tragedia del Titanic, aquel proyecto ambicioso y truncado de un buque insumergible que debía cambiar para siempre el concepto de la opulencia sobre el mar. Su hundimiento significó en aquel entonces un golpe duro para la industria, sin embargo, la rueda nunca se detuvo y los cruceros se convirtieron en una opción ineludible, atravesando edades, culturas y clases sociales.

Los cruceros turísticos de hoy ya no son privativos de ricos y famosos. De hecho, según estadísticas, cerca de 20 millones de personas se embarcan por año en alguno de ellos, y se espera que esa cifra aumente al menos un 10% en la próxima década. A mí nadie me lo contó; conviví durante 4 días con 6.000 personas de todo el mundo, de todas las razas, religiones y estatus socioeconómicos. Plazas, restaurantes, comercios de todo tipo, museos, casinos, teatros y gimnasios. Literalmente era estar en una nueva ciudad, nómade y sobre todo rodeada de agua, agua y más agua.

¿Pero cómo han llegado a ser tan populares y masivos? ¿Qué es lo que ha cambiado con el tiempo? Al principio los cruceros eran una forma de ganar dinero. Antes de que existieran los transatlánticos, los primeros barcos recorrían la costa de Inglaterra, Irlanda, Francia y España durante el siglo XVIII. Se utilizaban para transportar mercancías, haciendo en ocasiones lugar a cierta cantidad de pasajeros. Eran más bien embarcaciones ordinarias, sin atracciones ni espacios de relax, y solo recorrían distancias cortas porque la gente adinerada tenía que llevar todas sus pertenencias a bordo. De todas formas, eso no impidió que la gente reservara pasaje en estos barcos; incluso animó a muchas personas que buscaban transporte barato para cruzar océanos.

Con los años se construyeron embarcaciones más grandes, con capacidad para más pasajeros y sus pertenencias, y también se necesitaron más puertos para que pudieran desembarcar tras llegar a su destino sanos, salvos y eventualmente felices. Ya a comienzos del siglo XX, si bien había muchos más cruceros disponibles, todavía se consideraban un lujo, inaccesibles para el gran público dada la dificultad que implicaban los viajes. No fue hasta los años 60 que los cruceros empezaron a dirigirse a los turistas. Los costos se abarataron y se hicieron más populares entre familias, personas mayores y grupos de amigos. En esa década, varias compañías noruegas tomaron el riesgo, apostaron a una visión de futuro y se fusionaron para dar lugar a flotas como Royal Caribbean Cruises (NYSE: RCL) y Norwegian Cruise Line Holdings Ltd (NYSE: NCLH).

De a poco y a costa de un trabajo paciente de inversión y buen marketing, se ubicaron a la vanguardia de lo que luego sería un ecosistema en sí mismo. Se convirtieron en una forma aceptable de vacaciones para muchas personas que, de otro modo, habrían optado por ir a otra parte. Ni hablar de la cantidad de destinos y puertos, que van desde Alaska, el Caribe, Sudamérica, la Patagonia Argentina y las exóticas islas de la Polinesia.

La historia siguió su curso y con la fuerza de los mares la transformación se hizo imparable. Prácticamente, ya no hay nada que un crucero no pueda ofrecer. Royal Caribbean Cruises (NYSE: RCL) tiene pistas de atletismo a bordo y hasta su Perfect Day at Coco Cay, un parque temático privado en medio de las Bahamas; Norwegian Cruise Line (NYSE: NCLH) en tanto incorporó un circuito de Karting que nadia le tiene que envidiar a los grandes autódromos, mientras que Carnival Corp (NYSE: CCL) sumó a sus atracciones montañas rusas, piletas para hacer surf y espacios de patinaje sobre hielo. Y sí, a medida que me iba enterando de estas novedades, sabía con cierta melancolía que aquel viaje alucinante de hace 6 años me había quedado obsoleto.

Y así como considero que ya hora de actualizarme y emprender una nueva aventura en alguna de estas ciudades con ancla, debo admitir que los cruceros actuales se adaptan de forma perfecta a mi personalidad y mis pequeñas manías cotidianas. Me permiten relajarte y disfrutar del entorno mientras viajo por diferentes países, sin preocuparme por la logística y el estrés del transporte, ni de perderme en tierras extranjeras de idiomas complicados. Además, es una manera de generar nuevas amistades y vínculos con gente de todo el mundo, ya sean empleados o huéspedes, conviviendo y aprendiendo de sus costumbres, sus creencias, gustos y motivaciones, en un solo lugar y a un precio razonable. Gracias a Dios (o en su defecto Poseidón) por hacerlo realidad. 

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