El valor de la moda

¿Cuál es el valor? La respuesta a esta pregunta puede ser un poco subjetiva, es decir, varía según a quien se le pregunte; algunos pueden responder haciendo referencia al valor económico, otros a valores personales, mientras que un tercer grupo de personas podría optar por el valor útil de un objeto, y todas estas respuestas serían válidas. ¿Me creerías si te digo que una compañía fundada en 1978, logró captar y mantener, hasta el día de hoy, la mayoría de las definiciones de valor?

Esta compañía es la de Brunello Cucinelli (BATS EU: BCU), un diseñador de origen italiano, más específicamente de Castel Rigone, una pequeña aldea cercana a Perugia. En su juventud, abandonó sus estudios de ingeniería para dedicarse a leer libros sobre filosofía. Pero en 1977, en un pequeño taller, comenzó a fabricar jerseys de cachemira para mujer, teñida en colores vivos. Un año después fundó, en Solomeo, Brunello Cucinelli (BATS EU: BCU), una empresa dedicada a las prendas de punto. Estaba fascinado con la calidez de los tonos marrones y grises de la lana, con su suavidad y su capacidad para durar. El concepto de algo que perdura en el tiempo es parte de su filosofía de vida, y una prenda de cachemira debe durar para siempre: su perdurabilidad es símbolo de su valor. Años más tarde ganaría el apodo de “Príncipe de Cashmere”. A las prendas de mujer, se sumaron las prendas para hombres, niños y accesorios.

Sus productos combinan a la perfección industria y artesanía, que es su prioridad, buscan la máxima calidad y creatividad en cada uno de ellos. Para todo emprendedor la visión es muy importante, pero más aún es saber transmitirla y materializarla. La capacidad de Brunello está a la vista; desarrolló una marca de moda de lujo a nivel internacional, sin dejar de lado sus valores, siguiendo su filosofía, por lo que en Italia es conocido como “el emprendedor humanista” o “el capitalista franciscano”.

La filosofía que lo acompaña en su día a día y que aplica en su marca “Brunello Cuccinelli” fue inspirada por un economista estadounidense, Theodore Levitt con una idea que fue el principal impulsor de las prendas del diseñador, enfocarse en el lujo. Esto limitaría su mercado, pero sus creaciones competirán directamente con otras marcas de alta costura, dejando de lado aquellas prendas de baja calidad o que no tenían un distintivo del resto. Podríamos decir que el valor de sus prendas no sería solo el económico, tendrían, también, el valor de ser una pieza artesanal y escasa en el mundo.

Los artesanos son muy importantes para Brunello, logró un equilibrio único entre capitalismo y ética, priorizando el bienestar de sus empleados, quienes reciben un salario superior al del sector. En 2012 la compañía de indumentaria de lujo hizo su debut en la bolsa de Milán, con gran éxito y, reforzando la idea de mantener el bienestar de sus empleados, mejor dicho artesanos, recibieron un bono de más de $6000 euros. En sus propias palabras, afirma que «es una elección y un regalo personal, agradecer a quienes nos han ayudado a crecer, gracias a su trabajo».

La filantropía de Brunello no solo está presente en sus negocios, sino que su marca es, para él, una herramienta para poder devolver todo lo que ha recibido. En 1985 adquirió el antiguo castillo de Solomeo, un pueblo cercano a Perugia, y manteniendo la esencia intacta lo reformó para ser la sede de su compañía. Además, reformó una propiedad antigua para convertirla en una gran biblioteca, fuente inagotable de conocimientos.

Construyó, además, un hospital y una escuela en Malawi, y en el año 2008 finalizó la creación del complejo “Foro delle Arti”, que incluye un teatro, un jardín de filosofía, y un centro de aprendizaje de oficios artesanos, una biblioteca con la intención de retribuir y ayudar a aquellos que lo llevaron hasta donde hoy se encuentra.

Los valores que su marca representa no son solo económicos y/o de altos estándares, también deja ver los valores humanos, algo que va más allá de lo tangible o de una simple prenda de indumentaria. La compañía se esfuerza constantemente por preservar el valor y el respeto por sus artesanos, quienes producen todas las prendas a mano, pero también con sus proveedores, con quienes mantiene una relación estrecha.

Filosofía, ética y valores se unen en un tridente único, creando una esencia que se transmite a todo el mundo con las prendas que Brunello Cucinelli (BATS EU: BCU) diseña y distribuye en las tiendas de su marca de lujo, fabricando productos de gran valor, pero sin dejar de lado el valor que tienen para él sus artesanos y su empresa.