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La guerra acelera la adopción verde

por
Miguel Á colaborador

La invasión rusa a Ucrania está provocando estragos en muchos aspectos de nuestras vidas. Especialmente los que vivimos en Europa estamos padeciendo circunstancias hasta ahora inimaginables, que ya considerábamos superadas tras dos guerras mundiales en nuestro continente. Además del shock que supone tener una guerra a pocos kilómetros de nuestras casas, las sanciones económicas impuestas contra la Federación Rusa, por parte de la mayor parte de los países occidentales, están provocando, debido a la inflación, la subida en los precios de todos los bienes y servicios, así como escasez de suministros. Detrás de todo esto están las subidas parabólicas de los precios del gas (NYMEX: NGK22) y del petróleo (NYMEX: QMK22), de la que Europa es totalmente dependiente. Así que, llegados a este punto, y ante la amenaza del corte de suministro por parte de Rusia, es cuando los dirigentes europeos comienzan a replantearse las estrategias de energías renovables de la UE.

Esta problemática es común a todos los países en mayor o menor medida. Pero no podemos obviar que uno de los más afectados es Alemania, cuya dependencia del gas ruso es de más del 60%. Por ello no es de extrañar que su Parlamento haya decidido adelantar en cinco años la fecha límite para una transición completa a las energías renovables de su sector eléctrico. De 2040 a 2035.

Además, los alemanes, en colaboración con la empresa energética noruega Equinor, han confirmado estar desarrollando un megaproyecto que planea implantar un conducto para suministrar el hidrógeno verde producido en Noruega.

Aunque los alemanes no son los únicos que apuestan por el hidrógeno. Otro país especialmente expuesto al gas ruso es Italia, cuyo Gobierno ha confirmado el inicio de conversaciones con Argelia y Libia para la creación de grandes instalaciones solares que producirán y exportarán hidrógeno verde al país transalpino.

Pero eso no es todo. Alejarse de la dependencia del combustible ruso significa apostar por acelerar la adopción de la movilidad eléctrica. Es por ello que no es de extrañar el impulso que se está viendo en las últimas semanas en el avance de la construcción de la ‘Gigafactory’ que Tesla (NASDAQ: TSLA) está construyendo en Berlín. O que Nio (NYSE: NIO), su competencia china, planee retomar la idea de implantar fábricas en Europa, tras haberlo descartado inicialmente en noviembre del año pasado.

Además, la creciente demanda de vehículos eléctricos tiene un efecto en cascada en la necesidad de incrementar la infraestructura de puntos de recarga y otros componentes críticos asociados a esta nueva economía energética. Es por ello que no es de extrañar que en los últimos tiempos las empresas líderes del sector, como pueden ser WallBox (NYSE: WBX), Blink Charging Co. (NASDAQ: BLNK) y ChargePoint Holdings (NYSE: CHPT), hayan comenzado a ver cambios favorables en la tendencia del precio de sus acciones. Y esto solo podría ser el principio.

Parece que las bases están plantadas. Ahora únicamente queda ver la velocidad de la expansión de las renovables en la UE. Ojalá que esta nueva ola de interés por las energías renovables no hubieran tenido que venir derivadas de las consecuencias de una guerra. De cualquier modo, bienvenida sea. Eso sí, fin de la guerra YA!

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