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🎭Entretenimiento

Cantando hacia el banco

por
Mark Lazarte
Equipo de Comunicación de Producto de Quantfury
Singing all the way to the bank

Dicen que una imagen vale más que mil palabras. Pues bien, ¿cuánto valen un puñado de canciones? Depende de quién sea, pero últimamente los catálogos musicales de algunos de los artistas más importantes del mundo se venden como churros. 

En esta era del streaming, los ingresos ya están bastante concentrados en los artistas más escuchados. Según los datos proporcionados por Spotify (NYSE: SPOT) para el año 2020, 870 artistas ganaron más de un millón por su música. Sólo unos 25.000 de un total de 7 millones de contribuyentes ganaron más de 50.000 dólares, lo suficiente como para considerarse un medio de vida. Es decir, menos del 0,5%. 

Esto significa que millones de artistas están esencialmente proporcionando contenido a la plataforma que nadie está escuchando, y básicamente de forma gratuita.

En el extremo de las megaestrellas, los artistas más populares y rentables prefieren no esperar a que sus derechos de autor lleguen lentamente con el tiempo. Se han aprovechado de los gigantes de la industria musical y de su necesidad de contenidos vendiendo sus catálogos por sumas astronómicas. 

El ganador del Premio Nobel y cantante de folk Bob Dylan, llegó a un acuerdo con Universal Music Group (AMS: UMG) para vender todo su catálogo de 600 canciones por una cantidad estimada de 300 millones de dólares en diciembre de 2020, lo que se consideró un récord en ese momento.

Para no quedarse atrás, Sony Music Entertainment, la división musical de Sony Corp (NYSE: SONY) compró el catálogo de Bruce Springsteen en diciembre de 2021 por más de 500 millones de dólares en uno de los acuerdos de derechos musicales más valiosos hasta la fecha, si no el que más.  

Incluso los fallecidos están entrando en el juego. Este mismo mes, la herencia de David Bowie vendió el catálogo musical del cantante a Warner Chappell Music, una filial de Warner Music Group (NASDAQ: WMG) por $250 millones de dólares. Cuando Michael Jackson estaba vivo,  invirtió en los derechos musicales de otros grandes artistas, incluido el catálogo de los Beatles. Esto provocó su pelea con Sir Paul McCartney. 

La pregunta que hay que hacerse es si estas compañías están pagando en exceso por estos catálogos musicales, sobre todo teniendo en cuenta la economía del streaming. El tiempo dirá si estas empresas cantan hacia el banco, como los cantantes.

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