Un impulso a la telemedicina

por
Rem Caro
Equipo de Comunicación de Producto de Quantfury
Telemedicine Boost

Aunque el boom que vivió durante el apogeo de la pandemia ha pasado, la telemedicina ha llegado para quedarse. Y no como una imitación de la presencial, sino como una alternativa para mejorar el acceso y la calidad de la atención.

Hay muchos que piensan que la telemedicina es un invento que surgió con el covid-19. Y aunque es cierto que la pandemia marcó un hito, ya venía creciendo con fuerza. Entre 2010 y 2019, las publicaciones científicas sobre el tema pasaron de mil a cuatro mil por año. Y si hablamos del período 2020-2021, las cifras se dispararon: llegaron a ocho mil por año.

Desde los primeros años, los niveles de satisfacción en las consultas de telemedicina fueron similares a las presenciales, sobre todo en la atención de pacientes crónicos, como diabéticos, hipertensos e insuficientes cardíacos. Sin embargo, la telemedicina se instaló definitivamente en 2020, con la pandemia del covid-19, cuando disminuyó la atención presencial en especialidades distintas a la respiratoria.

En un contexto de preocupación por el contagio, las restricciones de movilidad y la capacidad limitada, la virtualidad fue ganando terreno, especialmente en el sector privado, dejando claro su enorme potencial y perspectivas. Un buen ejemplo es Teladoc (NYSE: TDOC), que ha cambiado la forma en que la gente accede a la atención sanitaria con sus variados servicios, desde la clínica hasta la atención a domicilio. Tanto si se desea una atención médica leve como si se necesita ayuda para problemas de salud agudos o crónicos. Teladoc ofrece servicios que van desde la dermatología, la pediatría e incluso la salud mental. También facilita y organiza pruebas de laboratorio y envía recetas a la farmacia más cercana.

Actualmente, la telemedicina coexiste con la atención presencial, y los proveedores de servicios sanitarios deberían esforzarse por aprovechar todo su potencial, incluso ante la reducción de los casos de covid-19. Gestionada con eficacia, la telemedicina favorece el seguimiento del ejercicio médico-paciente sin necesidad de un encuentro presencial. Ya en 2009, el 20% de los pacientes con insuficiencia cardíaca tratados por telemedicina redujeron sus hospitalizaciones y visitas al servicio de urgencias por este motivo.

Cuando la telemedicina es el núcleo de la asistencia, se puede establecer una frecuencia de atención similar y a veces incluso mejor que con las visitas presenciales. Además, la mejora de la salud general de los pacientes implica menos complicaciones médicas e intervenciones quirúrgicas.

A pesar de los enormes avances, siguen existiendo algunas limitaciones. La principal se da en aquellas especialidades con gran dependencia de la exploración física y el uso de instrumental, como la oftalmología y la otorrinolaringología. Aunque estas limitaciones son cada vez menores, empresas como Cerner Corp. (NASDAQ: CERN) han desarrollado software y hardware que han permitido la transformación digital del sector.

Sin embargo, en especialidades como la psiquiatría, la dermatología, la cardiología y la diabetes, entre otras, las investigaciones han demostrado que sus resultados no son inferiores a las consultas presenciales. Otra barrera es el acceso a Internet. Incluso en los países desarrollados, el acceso a Internet y a los dispositivos electrónicos para conectarse no supera el 80% de penetración, lo que limita la entrada a una parte importante de la población. A esto hay que añadir las dificultades con la conexión (especialmente cuando se utiliza el vídeo) o con los proveedores.

Para algunos, el vínculo entre el médico y el paciente podría verse debilitado por la práctica de la telemedicina. Sin embargo, esto puede superarse formando y capacitando al personal sanitario en la comunicación oral, la escucha activa, el contacto visual, las explicaciones verbales y el asesoramiento. De esto se deduce que la adaptación a los servicios de telemedicina tiene que implicar a toda la organización. Corresponde a las organizaciones sanitarias y al personal ofrecer una experiencia de atención virtual que se sienta más humana para aumentar los niveles actuales de satisfacción con respecto a las teleconsultas.

La telemedicina puede disminuir después de una pandemia, pero en ningún caso desaparecerá, ya que es una excelente alternativa no solo para permitir la atención a distancia de las personas que viven en los lugares más remotos, sino también para las que necesitan ayuda sin necesidad de desplazarse. También se puede mirar fuera de nuestras fronteras. Con la telemedicina se abre un mercado mucho más amplio, ya que no hay grandes impedimentos para habilitar el servicio a otros países. Otro punto fuerte de la telemedicina es su vinculación con los nativos digitales, mucho más receptivos a este tipo de atención.

Las tecnologías de la información aplicadas a la práctica clínica de la medicina representan uno de los grandes retos estratégicos de la sanidad. Lo que hace unas décadas parecía una ficción hoy es una realidad que ha beneficiado a muchos usuarios. La telemedicina se ha convertido en una herramienta muy útil, mostrando interesantes avances y proponiendo alternativas para superar problemas históricos, como las listas de espera. La telemedicina mejorará la calidad de los servicios sanitarios gracias a una atención más oportuna, ya que muchos de los diagnósticos se realizan desde casa y los resultados se envían al instante, lo que permite a los médicos ofrecer un tratamiento más rápido; el futuro, en efecto, parece prometedor.