PIB(R), o una historia sobre la economía actual que muy pronto podría convertirse en una historia vieja

El producto interior bruto, o PIB, es el indicador más observado del progreso económico y se considera una medida de la fortaleza productiva de un país. Es posible que pronto deba dividirse en dos: PIB y PIBR, o producto interior bruto robótico, a medida que la ubicación de la fabricación se vuelve cada vez más irrelevante ante el crecimiento exponencial del hardware robótico y la inteligencia artificial.
Hoy en día, el principal argumento en el revuelo actual sobre los aranceles globales y las guerras comerciales es el coste de los bienes y dónde se fabrican. Estados Unidos quiere recuperar la producción local, o al menos acercarla, pero gran parte del debate pasa por alto el hecho de que probablemente los humanos no seguirán haciendo ese trabajo por mucho más tiempo. Los robots están llegando, y harán que los fundamentos económicos actuales queden obsoletos.
Están surgiendo señales por todas partes de una realidad que hace solo unos años habría parecido ciencia ficción, y va mucho más allá del software, los modelos de lenguaje de IA y el procesamiento de datos: Tesla (NASDAQ: TSLA) está desarrollando un robot humanoide llamado Optimus, que, según afirma, será capaz de realizar “tareas inseguras, repetitivas o aburridas”; Nvidia (NASDAQ: NVDA) está creando un nuevo modelo fundacional y una plataforma informática llamada Jetson Thor para operar máquinas con comportamiento humano; y Alphabet (NASDAQ: GOOGL) está desplegando rápidamente robotaxis sin conductor en calles urbanas reales.
“Nos hemos centrado, y seguiremos haciéndolo, en construir al mejor conductor del mundo”, declaró el director ejecutivo Sundar Pichai la semana pasada durante una llamada con inversores. Huelga decir que no será humano.
“Waymo ya realiza de forma segura más de un cuarto de millón de viajes de pasajeros pagos cada semana”, continuó. “Eso representa un aumento de cinco veces respecto al año pasado”. La unidad de vehículos autónomos ya opera en Silicon Valley y colabora con socios como Uber (NYSE: UBER) para expandirse a Austin, Atlanta, Washington y Miami.
La nueva frontera tecnológica está fusionando la IA con el mundo físico, y —ya se llame automatización o robótica— el transporte y la manufactura serán de los primeros sectores en reinventarse.
El secretario de Comercio de EE. UU., Howard Lutnick, presentó esta visión en varias apariciones televisivas el mes pasado, donde afirmó que los robots desempeñarán un papel clave en el “renacimiento manufacturero” estadounidense. Nike (NYSE: NKE) puede tener dificultades hoy para que los robots fabriquen sus zapatillas deportivas, pero sin duda seguirá intentándolo. La cuestión no es si lo logrará, sino cuándo.
Disminución de los costos laborales
La firma de investigación tecnológica RethinkX predice que los robots realizarán la misma cantidad de trabajo total que los seres humanos para finales de la década de 2030. Si bien actualmente son costosos —con un costo total de vida útil que en algunos casos podría alcanzar los 200.000 dólares—, podrán trabajar sin descanso y no pedirán vacaciones ni licencias por enfermedad.
“Los robots humanoides actuales son los más caros y menos capaces que jamás habrá”, señaló la firma en un informe reciente, añadiendo que el costo laboral tenderá a cero en la década de 2040 a medida que la productividad económica se dispare a nivel global. “Cualquier país que no apueste decididamente por los robots humanoides parecerá estancado frente a sus pares, cuyos niveles de crecimiento anual —equivalentes al PIB— podrían superar el 10 % a principios de la década de 2030 y el 100 % a finales de esa misma década”.
Son proyecciones ambiciosas, pero ayudan a explicar por qué muchos creen que, detrás del estancamiento arancelario global, se esconde una verdad más profunda: quien domine la mejor tecnología —y no quien tenga la mano de obra más barata— será quien lidere el nuevo paradigma económico. La competencia ya es intensa, y la batalla por los derechos de propiedad intelectual probablemente jugará un papel clave en las negociaciones comerciales en curso.
El Instituto de Inteligencia Artificial Centrada en el Ser Humano de la Universidad de Stanford ha demostrado que Estados Unidos cuenta con el ecosistema de IA más sólido del mundo, superando por amplio margen al resto. Sin embargo, China lidera actualmente en la instalación de robots industriales, y el país asiático también ha estado mostrando avances en humanoides, muchos de los cuales participaron junto a corredores humanos en una media maratón en Pekín a principios de este mes. Con la intención de competir con Tesla, la empresa UBTech Robotics, con sede en Shenzhen, se prepara para producir en masa y vender su robot X-Humanoid por unos 41.000 dólares.
En EE. UU., la startup Figure, con sede en Silicon Valley, acaba de presentar un modelo de IA humanoide llamado Helix, que, según afirma, combina percepción, comprensión del lenguaje y “control aprendido” para ofrecer ventajas en velocidad y escalabilidad. El director ejecutivo de Nvidia, Jensen Huang, aseguró que su plataforma para robots se basa en la cognición humana y que, en lugar de competir con las personas, estos robots ayudarán a enfrentar los desafíos demográficos a medida que gran parte del mundo envejece.
“Para finales de esta década, el mundo tendrá un déficit de al menos 50 millones de trabajadores”, declaró Huang en un discurso en marzo. “Estaríamos encantados de pagarles 50.000 dólares a cada uno para que vinieran a trabajar. Probablemente terminaremos pagando esa misma cifra anual a los robots, y esta será una industria enorme”.
Los inversores, sin embargo, se han mostrado algo escépticos. El ETF Global X Robotics and Artificial Intelligence (NASDAQ: BOTZ), por ejemplo, ha caído un 10,7 % en lo que va del año, frente a una contracción del 4 % en el S&P 500. El ETF ROBO Global Robotics and Automation Index (NYSE: ROBO) perdió un 8,9 % en el mismo período. El destino final puede estar cada vez más claro, pero el camino hacia él será accidentado y no habrá ganadores garantizados.