Leonardo S.p.A (CBOE: LDO) quiere lanzar la marca ‘Made in Italy’ al espacio

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La conocida amistad de Giorgia Meloni con Elon Musk se convirtió en un punto de conflicto a principios de este año, cuando la primera ministra italiana tuvo que defender las conversaciones con SpaceX sobre un posible contrato de Starlink para seguridad en telecomunicaciones por 1.600 millones de dólares. En ese momento, lamentó la falta de alternativas públicas viables, pero ahora la mayor empresa de defensa de Italia, Leonardo S.p.A (CBOE: LDO), intenta llenar ese vacío.

El martes, la compañía anunció la creación de una nueva división espacial y presentó planes para lanzar 18 satélites militares y 20 civiles a la órbita para finales de 2028, con una inversión de casi 1.500 millones de dólares. Leonardo, junto con las europeas Airbus (CBOE: AIR) y Thales (CBOE: HO), ya había estado explorando una empresa conjunta para competir con Starlink en la producción de satélites de órbita baja para telecomunicaciones.

Este desarrollo es clave porque une dos tendencias que han sacudido los mercados últimamente: la fiebre espacial, que ha disparado las acciones de empresas estadounidenses como Rocket Lab (NASDAQ: RKLB) y AST SpaceMobile (NASDAQ: ASTS), y el realineamiento del orden mundial, que ha impulsado a las empresas de defensa europeas en medio de la presión de EE. UU. para que aumenten el gasto militar, junto con la amenaza de aranceles.

“La situación geopolítica es muy compleja, y esta es una forma de acelerar el desarrollo y hacer que el continente sea mucho más seguro que en el pasado”, afirmó el director ejecutivo de Leonardo, Roberto Cingolani, en un evento donde detalló los planes. También destacó que el mercado espacial mundial está creciendo a una tasa anual del 7%. “Hay una demanda creciente de servicios satelitales de extremo a extremo en todo el mundo, en campos que van desde la climatología hasta la agricultura, la observación, el monitoreo de infraestructuras y, por supuesto, aplicaciones militares y de seguridad”.

Cingolani explicó que la compañía quiere integrar capacidades de computación en la nube en su red satelital, con almacenamiento y capacidad computacional en órbita. “No será una pequeña constelación aislada, sino que interactuará e interconectará con cualquier otra constelación que pueda colaborar con nosotros”, añadió.

La carrera por delante

Competir con Starlink, por supuesto, no será tarea fácil. La constelación ya cuenta con más de 7.000 satélites que transmiten internet de alta velocidad a 4 millones de clientes, y hay planes para expandir la red hasta 42.000 satélites. También enfrenta competencia europea, como OneWeb de Eutelsat (OTC: EUTLF), que ofrece cobertura de banda ancha con casi 650 satélites en órbita terrestre baja. Sus acciones se han disparado un 378% en el último mes ante informes de que podría reemplazar a Starlink en Ucrania, reflejando cómo Europa sopesa priorizar empresas locales para su defensa.

Mientras tanto, las acciones de Leonardo han subido un 55% en el último mes en medio de las tensiones geopolíticas, mientras que Thales ha avanzado un 59%. SpaceX no cotiza en bolsa, lo que obliga a los inversores que buscan exposición al sector espacial a recurrir a compañías como Rocket Lab o AST SpaceMobile. Sin embargo, ninguna de estas firmas estadounidenses ha disfrutado del mismo impulso que sus homólogas europeas en lo que va de 2025, aunque han subido un 325% y un 842%, respectivamente, en el último año. Como muestra del gran optimismo en torno al sector, ya sea en EE. UU. o en Europa, McKinsey & Company prevé que el mercado espacial global alcance los 1,8 billones de dólares para 2035.

En medio de esta reorganización global que impulsa a ciertas empresas, mientras los líderes priorizan la producción nacional y regional, hay un giro curioso: aunque Leonardo es la séptima empresa más grande de Italia, sus mayores accionistas son inversionistas extranjeros, principalmente norteamericanos. En otras palabras, la apuesta de Europa por la soberanía en defensa está resultando muy lucrativa para Wall Street. Mientras los Estados discuten sobre fronteras, el mercado ya sabe que la verdadera carrera espacial las trascenderá.