Kalshi irrumpe en la fiebre del oro de las apuestas deportivas, con amigos en puestos muy altos

Kalshi, una plataforma de mercados de predicción con aliados en las altas esferas, irrumpió este año en las apuestas deportivas en línea con fuerza, desafiando directamente a los principales operadores del sector como Flutter Entertainment (NYSE: FLUT) y DraftKings (NASDAQ: DKNG), y con un arma no tan secreta: supervisión federal. La compañía está regulada por la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC), lo que le ha permitido eludir a las autoridades estatales y a los entes tribales del juego, como los de Florida… al menos por ahora.
“Podría cambiar para siempre la forma en que operan las empresas de juegos de azar en EE. UU.”, dijo Rick Arpin, jefe del área de juegos de azar en KPMG EE. UU., al Financial Times. “No se parece a nada que hayamos visto en mucho tiempo; es único”.
Fundada en 2018, esta startup fintech cuenta con destacados patrocinadores, entre ellos el magnate bursátil Charles Schwab y el cofundador de KKR, Henry Kravis, ambos vinculados al Partido Republicano. Kalshi también tiene en su junta directiva a Brian Quintenz, nominado por el presidente Donald Trump para presidir la CFTC, y Donald Trump Jr. actúa como asesor estratégico.
Los aparentes vínculos estrechos con las altas esferas del poder federal llaman aún más la atención si se recuerda cómo el Departamento de Justicia logró desmantelar la incipiente industria del póker en línea en una operación coordinada en 2011, ahora conocida como el “Viernes Negro”, que resultó en cargos penales, incautaciones de activos y pedidos de extradición. Desde entonces, los intentos de seguir legalizando el juego en línea han enfrentado una feroz oposición de pesos pesados del sector, como el difunto Sheldon Adelson, entonces CEO de Las Vegas Sands Corporation (NYSE: LVS), célebre por sus esfuerzos de cabildeo que muchos vieron como un intento cínico por proteger a los gigantes físicos frente a la disrupción digital.
Las apuestas deportivas en línea lograron abrirse paso tras la anulación de una prohibición por parte de la Corte Suprema en 2018. Hoy ya son legales en más de 30 estados y están en auge. Los ingresos crecieron un 25% el año pasado en EE. UU., hasta rozar los 14 mil millones de dólares, según la Asociación Americana del Juego. Gran parte de ese dinero se devuelve a los gobiernos estatales en forma de impuestos y regalías. La entrada de Kalshi en este lucrativo segmento ha hecho saltar las alarmas —con estados como Maryland y Nueva Jersey intentando, sin éxito hasta ahora, cerrarle el paso—, ya que se vale de una zona gris legal para eludir a los gobiernos estatales y, potencialmente, dejarlos fuera del negocio.
Escalera real
En el centro del debate está la diferencia entre las apuestas tradicionales —gestionadas por casas reguladas a nivel estatal— y las posiciones binarias de “sí/no” que se negocian en Kalshi como si fueran contratos derivados regulados por la CFTC. Para un apostador común siguiendo el Abierto de Francia, Kalshi podría parecer otra casa más. Pero legalmente es otra cosa. No sorprende que los inversores del sector estén anticipando una jugada maestra de Kalshi —con fuertes conexiones políticas—, más aún tras su alianza con el gigante del trading minorista Robinhood (NASDAQ: HOOD).
DraftKings reportó un alza del 20% en sus ingresos trimestrales, pero sus acciones han caído casi un 5% en lo que va del año, mientras el S&P 500 subió un 2%. Flutter, dueña de la popular FanDuel, también ha visto caer sus acciones un 3,7% en lo que va de 2025, pese a haber registrado ingresos récord en el primer trimestre. La tendencia se repite en otras grandes firmas del sector: MGM Resorts International (NYSE: MGM) y Penn Entertainment (NASDAQ: PENN), que opera la plataforma ESPN BET, han bajado un 4% y un 20%, respectivamente, en el mismo periodo.
Frente a esta amenaza creciente, las casas tradicionales aseguran que están prestando mucha atención. Jason Robins, CEO de DraftKings, cree que la competencia de los mercados de predicción podría empujar a estados donde aún no es legal apostar, como California y Texas, a reconsiderar sus posturas.
“Esto va a seguir siendo un catalizador poderoso. Está ocurriendo, lo quieran o no, así que más vale que lo hagan de una forma sensata”, dijo en una reciente llamada con inversores. “Si eres una tribu en California o un estado que aún no lo ha legalizado, ¿te permite esto prosperar o prefieres quedarte mirando cómo ocurre en otra parte? Creo que ese es el debate del momento.”
De hecho, el futuro podría depender de qué tan bien logren los operadores tradicionales moldear la narrativa. Una batalla compleja entre reguladores estatales y federales parece estar por estallar, con miles de millones en juego, pero el verdadero punto de inflexión podría ser si Kalshi logra o no jugar su verdadera carta Trump. Lo que es seguro: el ganador no se decidirá por azar.