Dos empresas centradas en el transporte aéreo personalizado: Joby Aviation (NYSE: JOBY) y Blade Air Mobility; plantean muchas preguntas sobre tecnología, transporte y la practicidad de modelar nuestro futuro basándonos en “Los Supersónicos”.
“Los Supersónicos” fue una caricatura en horario estelar que debutó en 1962, cinco años después de que el Sputnik 1 comenzará a orbitar la Tierra. Esta versión cósmica de “Los Picapiedra” ofrecía una mirada fantasiosa al futuro estadounidense en la era espacial: ciudades flotantes, videollamadas, mascotas robóticas e incluso sirvientas robot con ingenio (“Lo juro por las baterías recargables de mi madre”). Por supuesto, todos viajaban en autos voladores.
En las seis décadas siguientes hemos visto versiones reales de la tecnología de “Los Supersónicos”: videollamadas inalámbricas, televisores de pantalla plana, robots para limpiar la casa y diminutas cámaras en píldoras que podemos tragar para inspeccionar nuestro interior. Sin embargo, seguimos esperando la llegada de los “carros aéreos”.
No es que la tecnología no exista. Existe y con el avión eléctrico de seis motores y despegue vertical para cuatro pasajeros de Joby cerca de obtener la certificación de la FAA, es posible que los taxis aéreos pronto sean una realidad. Lo que nos lleva a tres preguntas sobre el negocio de la nueva tecnología:
• ¿Funciona?
• ¿Alguien lo está comprando?
• ¿Es un producto o un negocio?
Las dos primeras preguntas son fáciles: la aeronave Joby S4 ha superado numerosas pruebas y pronto podría recibir la certificación de la FAA para uso comercial. Además, Joby entregó su primer avión a la Base de la Fuerza Aérea Edwards en 2023 como parte de un contrato de US$131 millones con el Departamento de Defensa.
¿Es un negocio?
Así que el producto es viable y el ejército ya lo está comprando. Pero, ¿es un negocio? Eso se desglosa en dos partes: ¿hay un mercado para los aviones y hay un mercado para servicio de taxi aéreo de Joby u otro proveedor?
Definitivamente existe cierto mercado para estos aviones, conocidos técnicamente como aeronaves eléctricas de despegue y aterrizaje vertical o eVTOL. Se estima que el mercado superará los US$2.000 millones en 2024 y crecerá rápidamente hasta alcanzar un valor potencial de US$28.610 millones en 2030.
Estas aeronaves son silenciosas, no contaminan y pueden aterrizar en espacios más reducidos que los helicópteros. Sus usos incluyen entregas y logística, transporte médico y conexiones entre aeropuertos privados pequeños y regionales. Quizás algún día existan redes de “vertipuertos” especialmente diseñados.
En cuanto a los taxis aéreos y el transporte aéreo compartido, el panorama es más incierto. Tan incierto que Blade decidió concentrarse en transporte médico y logística, y vender su operación de transporte de pasajeros a Joby.
El acuerdo cubre 12 terminales en Estados Unidos y Europa, muchas en aeropuertos, que manejaron 50.000 pasajeros en 2024. El anuncio del 4 de Agosto impulsó brevemente las acciones de Joby de US$18,38 a más de US$20, antes de cerrar la semana en US$16,64. Las acciones de Blade cotizaban a US$3,90 antes del anuncio, cerrando la semana en US$3,94.
Las barreras para tener taxis aéreos “a cualquier parte” incluye regulaciones de seguridad, falta de infraestructura y desafíos regulatorios y de zonificación. En 2022, Joby firmó una alianza con Delta Air Lines para ofrecer un servicio de taxi aéreo de casa al aeropuerto. Pero eso dependería en gran medida de que los municipios permitan que los eVTOL aterricen en tu entrada y de que las líneas eléctricas, postes de luz o teléfono, o incluso el roble de tu vecino, no lo impidan.
Temas regulatorios
Los desafíos regulatorios incluyen crear un sistema de tráfico y monitoreo que evite que los eVTOL choquen entre sí o con cualquiera de los numerosos drones no tripulados que las compañías de reparto quieren desplegar. Dirigir todos esos vehículos requeriría desarrollar un sistema de control de tráfico aéreo completamente nuevo, incluso cuando Estados Unidos no puede cubrir el personal necesario para las torres de control con el nivel actual de vuelos.
Finalmente, está el costo. Las aeronaves de Joby requieren pilotos y estos ya escasean. Aunque los eVTOL son pequeños, los pilotos no van a cobrar lo mismo que los conductores de Uber. Un fabricante de eVTOL que ahora está en quiebra dijo que podía vender la aeronave por US$2,5 millones, con una vida útil de ocho años, generando US$5 millones en ingresos anuales.
Para alcanzar esa cifra, cada aeronave tendría que generar US$13.700 en ventas todos los días del año. Si los cuatro asientos estuvieran ocupados y la aeronave realizará un viaje cada hora del día, la tarifa sería de casi US$150 por pasajero. Esto descarta pedir un taxi aéreo para llevar a tu hijo a la escuela, pero podría valer mucho la pena para quienes quieran sustituir un viaje en coche de cuatro horas por un vuelo de 15 minutos.
Tomó casi 60 años para que parte de la tecnología de “Los Supersónicos” se convirtiera en una realidad cotidiana. Pero, con media docena de empresas que cotizan en bolsa y ya están construyendo aeronaves de vuelo vertical, la pregunta de si los taxis voladores serán lo próximo podría responderse muy pronto.
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