Carl Icahn lo apuesta todo para defender su legado como titán del activismo accionarial

A sus 88 años, Carl Icahn es una leyenda de Wall Street. Saltó a la fama en la década de 1980 como un temido asaltante corporativo, al tomar el control de empresas como Texaco y Trans World Airlines, antes de definir el activismo accionarial en las décadas siguientes al comprar participaciones en empresas como Apple (NASDAQ: AAPL) y Netflix (NASDAQ: NFLX), y luego presionar para implementar cambios que impulsaron los precios de las acciones y le generaron miles de millones. Si bien se hizo famoso por alterar la gobernanza corporativa y convertirse en un símbolo del capitalismo, Icahn ahora enfrenta uno de los mayores desafíos de su carrera: una nueva generación de activistas de ventas en corto que amenazan su legado y su fortuna.
El último drama comenzó en mayo de 2023, cuando un vendedor en corto poco conocido llamado Hindenburg Research afirmó que Icahn Enterprises (NASDAQ: IEP), el holding que lleva su nombre y que es el vehículo principal de las inversiones actuales del multimillonario, estaba sobrevalorado. El enfrentamiento público dio un giro inesperado, mostrando cómo los advenedizos con pericia en redes sociales pueden influir en la opinión pública y los mercados financieros.
Icahn, cuya mayor parte de la riqueza personal está vinculada a IEP, calificó el informe de Hindenburg como “falso”, pero las acciones de la empresa se desplomaron un 60% tras la publicación del informe y han seguido cayendo desde entonces. Los inversionistas observaron con atención en agosto cómo la Comisión de Bolsa y Valores de EE. UU. impuso una multa de 2 millones de dólares para resolver los cargos relacionados con las garantías de Icahn sobre valores de IEP como colateral para préstamos personales de margen. Y este mes, la noticia de que IEP reduciría su dividendo—un pilar fundamental del atractivo de la empresa para los inversionistas—ha dado nueva fuerza a las críticas de sus detractores.
Señales de advertencia
“Esto parece desesperado a todas luces”, escribió Nate Anderson, fundador de Hindenburg, en una publicación en X. “Icahn corre el riesgo de perderlo todo”. Los comentarios son especialmente duros porque Icahn pasó su carrera exigiendo rendición de cuentas, y ahora surgen serias preocupaciones sobre la empresa pública que controla. Una pregunta clave en torno al legado de Icahn siempre ha sido si simplemente extrae riqueza para su propio beneficio o si es un verdadero defensor de los accionistas. Este capítulo más reciente podría ayudar a responder esa pregunta de forma más definitiva, además de restaurar o destruir gran parte de la riqueza que ha creado a lo largo de los años.
IEP dice que está reduciendo el dividendo para poder adquirir más acciones de CVR Energy (NYSE: CVI), una de sus mayores tenencias, que se disparó durante el primer mandato del presidente Donald Trump antes de desplomarse con igual rapidez. La empresa podría estar apostando a un nuevo mandato de Trump para revivir a CVR, pero con las acciones cayendo un 23% este mes, el mercado sigue siendo escéptico. Por su parte, los altos dividendos de IEP fueron clave en el argumento de Hindenburg de que Icahn estaba en un camino insostenible, y el hecho de que ahora se estén reduciendo da credibilidad a esa afirmación original.
Otras señales son igual de preocupantes. Por ejemplo, una columna reciente del Wall Street Journal señaló que el último informe financiero de la firma de inversión valoraba sus participaciones en la empresa de empaques de alimentos Viskase (OTC: VKSC) en 378 millones de dólares, a pesar de que su capitalización de mercado actual es de solo 134 millones de dólares. IEP también ha estado refinanciando su deuda a tasas de interés más altas, lo cual—en un período de tasas en descenso—sugiere que los prestamistas perciben un riesgo creciente en la empresa.
El legado bajo escrutinio
En medio de todas las críticas, Icahn ha defendido con firmeza su tesis de inversión, aunque el año pasado admitió ante los inversionistas que IEP se había alejado demasiado de su metodología activista al vender en corto “mucho más de lo necesario”. Señalando un rendimiento acumulado del 1,623% desde el año 2000, Icahn afirmó que los números hablan por sí solos y defendió con pasión sus esfuerzos continuos por reformar el mundo corporativo en Estados Unidos. “La mayoría de los directores ejecutivos son incapaces de crear grandes empresas”, escribió en una carta. “Hay muy pocos inversionistas activistas que tengan la base de capital, la voluntad, el conocimiento y la paciencia para mejorar las empresas y aumentar el valor para los accionistas. Nosotros hemos hecho precisamente eso muchas veces”.
En un reciente documental de HBO titulado “Icahn: The Restless Billionaire” (Icahn: el multimillonario inquieto), el inversor narra cómo aprendió a jugar póker con vendedores de Brooklyn durante un trabajo de verano como encargado de cabañas en Atlantic Beach para ahorrar dinero para la universidad. Ganó 800 dólares en un fin de semana—lo suficiente para pagar su alojamiento y comida en la Universidad de Princeton—y perfeccionó sus habilidades mientras servía en el ejército de EE. UU. La historia sugiere que cualquiera que apueste en su contra ahora debería proceder con cautela. ¿Está realmente haciendo un farol? ¿O tiene una buena mano? Tal vez solo necesite un golpe de suerte más.
Icahn podría haber hecho una mala jugada, pero reducir el dividendo de IEP para comprar más acciones de una refinería en apuros demuestra que está apostando todo. Esta vez, el famoso octogenario tiene más que dinero en juego. En lo que podría ser su acto final, su legendaria reputación pende de un hilo mientras los vendedores en corto acechan. “Hay una cosa que hay que recordar: no dura para siempre si no tienes cuidado”, advirtió en el documental, un recordatorio aleccionador para cualquier inversor.