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Una historia de la intervención gubernamental en las empresas y perspectivas futuras

Dan Weil Analista de Noticias de Mercado

El tema de la intervención gubernamental en las empresas estadounidenses ha cobrado protagonismo.

En retrospectiva, el gobierno ha intervenido con fuerza ocasionalmente en los asuntos de las empresas, pero generalmente se ha limitado a tiempos de crisis, a diferencia de lo que ocurre recientemente.

Quizás la mayor intervención gubernamental se produjo en 1946, cuando los trabajadores del carbón se declararon en huelga. El suministro de carbón se reducía rápidamente, perjudicando gravemente la actividad industrial a nivel nacional. La recuperación económica del país tras la Segunda Guerra Mundial parecía estar en peligro. El presidente Harry Truman ordenó al gobierno que tomara el control de las minas y ordenó a los trabajadores regresar a sus puestos.

Truman volvió a actuar en 1952, nacionalizando temporalmente la industria siderúrgica ante la preocupación de que una posible huelga de los trabajadores del sector amenazara el esfuerzo bélico en Corea.

Avanzamos rápidamente hasta la crisis financiera de 2008. El gobierno adquirió participaciones en varias empresas importantes para evitar un colapso financiero y económico. Entre ellas figuraban General Motors (NYSE: GM), la aseguradora American International Group (NYSE: AIG), las entidades hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac, Citigroup (NYSE: C) y Bank of America (NYSE: BAC).

También hay precedentes de intervención gubernamental en el extranjero. Otros países poseen acciones doradas en empresas, al igual que Estados Unidos. Por ejemplo: el Reino Unido, con una participación en el fabricante de motores de combate Rolls Royce; Brasil, con una participación en el fabricante de aviones Embraer (NYSE: ERJ); y China, con una participación indirecta en ByteDance, propietaria de TikTok.

Perspectivas para el futuro

La pregunta ahora es cuál será la postura del gobierno estadounidense respecto a las adquisiciones extranjeras de empresas del país. Es difícil saberlo, en parte porque la política ha entrado en la ecuación. Por ejemplo, se podría argumentar fácilmente que la industria siderúrgica nacional no es vital para la seguridad nacional. Pero sí lo es políticamente.

Dos de las mayores adquisiciones de empresas estadounidenses por parte de compañías extranjeras se produjeron en 2020. El gigante farmacéutico británico AstraZeneca (NASDAQ: AZN) adquirió Alexion Pharmaceuticals por 39.000 millones de dólares. Y la minorista japonesa Seven & i Holdings compró las gasolineras Speedway de Marathon Petroleum (NYSE: MPC) por 21.000 millones de dólares.

Actualmente, hay empresas extranjeras que buscan adquirir compañías estadounidenses en operaciones que aún no han sido aprobadas por el gobierno. No se conoce la cantidad exacta de estos acuerdos, ya que algunos no se hacen públicos.

Entre los casos conocidos, el conglomerado japonés Mitsubishi está en negociaciones avanzadas para adquirir los activos de la firma estadounidense de inversión energética Aethon Energy Management por unos 8.000 millones de dólares, según personas con conocimiento del tema citadas por Bloomberg.

Por otro lado, la Junta de Inversión del Plan de Pensiones de Canadá (junto con la firma estadounidense de capital privado Global Infrastructure Partners) acordó comprar la empresa estadounidense de servicios públicos Allete (NYSE: ALE) por 6.200 millones de dólares. Asimismo, la firma canadiense de inversión alternativa Brookfield (NYSE: BN) espera la aprobación regulatoria de su acuerdo por 9.000 millones de dólares para adquirir Colonial Enterprises, operador del mayor oleoducto de EE. UU.

Puntos en común

Un denominador común en estas transacciones es que los compradores tienen sede en países aliados de Estados Unidos. La principal preocupación del gobierno actualmente es China. Sin embargo, las compañías de países aliados parecen tener más posibilidades de obtener aprobación.

Mirando el caso de ByteDance, desde hace años ha estado bajo presión del gobierno de EE. UU. para reestructurar o vender las operaciones de TikTok en el país a una empresa estadounidense. Microsoft (NASDAQ: MSFT) y Oracle (NYSE: ORCL) mantuvieron conversaciones con ByteDance en el pasado, pero no lograron cerrar ningún acuerdo.

El martes, el presidente Trump amplió por 90 días el plazo del 19 de junio para que ByteDance se desprenda de los activos estadounidenses de TikTok.

En resumen, para las empresas extranjeras interesadas en adquirir una empresa estadounidense, conviene tener en cuenta las implicancias políticas. Los reguladores estadounidenses podrían mostrar mayor resistencia si se trata de sectores políticamente sensibles, como el acero.

Por supuesto, cualquier mercado de capitales saludable necesita una actividad dinámica de fusiones y adquisiciones, y la aprobación de las autoridades es una parte clave del proceso. Parece haber una desaceleración reciente en EE. UU. tanto en acuerdos como en aprobaciones. Queda por ver si la nueva administración facilitará, aprobará o bloqueará futuras operaciones.

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