En la década de 1990, el entonces CEO de General Electric, Jack Welch, era considerado un genio empresarial. Los medios de comunicación lo elogiaban por su enfoque implacable en el personal, su capacidad para generar eficiencia en medio del crecimiento y su obsesión en las cifras de ganancias.
Pero esas ganancias terminarían convirtiéndose en pérdidas. La división financiera de GE, GE Capital, creció de forma explosiva bajo el mando de Welch, representando cerca de la mitad de los ingresos y beneficios de la compañía para 2001, cuando se retiró. Luego, en 2004, GE Capital adquirió WMC, el sexto mayor prestamista de hipotecas de alto riesgo.
Esto resultó ser un gran obstáculo cuando el mercado hipotecario de alto riesgo colapsó entre 2007 y 2009. Las acciones de GE se desplomaron 80 % desde principios de 2008 hasta principios de marzo de 2009, y no empezaron a recuperarse de forma sostenida sino hasta septiembre de 2022. Lo que salvó a la empresa fue la decisión tomada en 2021, bajo la presidencia de Larry Culp, de dividirse en tres.
Hoy, esas tres compañías son: el fabricante de motores de avión GE Aerospace (NYSE: GE), la empresa energética GE Vernova (NYSE: GEV) y GE Healthcare Technologies (NASDAQ: GEHC). Las tres han prosperado desde que la separación comenzó en 2023. Echemos un vistazo a la más grande de las tres: GE Aerospace, con una capitalización bursátil de $312 mil millones de dólares.
Y la acción ha experimentado un fuerte repunte desde que la empresa se lanzó en solitario el 2 de abril de 2024, todavía bajo la dirección de Culp. Las acciones se han disparado 117 % en ese periodo, superando ampliamente la ganancia de 27 % del S&P 500.
Un actor dominante en motores de aviación comercial
La empresa es un gigante en su sector, «impulsando alrededor de tres de cada cuatro vuelos comerciales en el mundo», como señaló el analista de Morningstar Nicolas Owens. GE diseña, vende y luego ofrece servicio de mantenimiento para motores a reacción. Es el negocio de servicios y repuestos el que mueve la aguja, representando alrededor de tres cuartas partes de los ingresos por motores comerciales de la compañía y casi la totalidad de sus ganancias operativas.
Es el clásico modelo del «cebo y el anzuelo», posible por el hecho de que los motores pueden durar más de 20 años. Los motores a reacción se someten a varias revisiones a lo largo de su vida útil, lo que implica reconstruirlos casi por completo, explica Owens. GE cuenta con una cuota del 40 % del mercado global de mantenimiento, reparación y revisión de motores, según Morningstar y la consultora Oliver Wyman.
Los motores de aviación comercial representan cerca del 75 % de los ingresos de GE, mientras que el otro 25 % proviene de motores militares.
GE tiene prácticamente el duopolio tanto en motores de fuselaje ancho (de doble pasillo), junto con Rolls-Royce, como en motores de fuselaje estrecho (de pasillo único), junto con Pratt & Whitney, una subsidiaria del gigante aeroespacial RTX (NYSE: RTX). Entre los aviones impulsados por motores GE están los Airbus A320 y los Boeing 737.
Por lo tanto, no sorprende que GE esté reportando sólidos resultados. Los ingresos aumentaron 24 % en el tercer trimestre frente al mismo periodo del año anterior, hasta $12.2 mil millones de dólares, y las ganancias se dispararon 33 %. El margen de beneficio subió 150 puntos básicos hasta 20.7 %. Y recientemente la compañía elevó sus previsiones para todo 2025 en ingresos, ganancias y flujo de caja.
Un camino despejado hacia adelante
GE también está dando de qué hablar gracias a su asociación con la empresa aeroespacial francesa Safran (CBOE: SAF). Ambas están desarrollando una nueva tecnología de motores que consiste en un diseño de álabes abiertos, en lugar de la estructura convencional de un motor a reacción envuelto en una cubierta metálica protectora. La nueva tecnología podría reducir los costos de combustible en 20 %, lo que ayudaría a Boeing y Airbus a crear nuevos aviones de fuselaje estrecho.
El futuro de GE parece prometedor. Owens prevé que la flota global de aviones comerciales se duplique gracias al crecimiento de la demanda y a la sustitución de aeronaves más antiguas y menos eficientes. GE sería uno de los principales beneficiarios.
Además, su negocio de servicios y piezas (posventa) debería beneficiarse de los retrasos de nuevos aviones como el 737 Max y el 777X de Boeing. Esto significa que los motores más antiguos se utilizarán más tiempo del previsto, lo que exigirá más mantenimiento.
Así que GE parece dispuesta a seguir volando más alto. Pero cabe recordar que el éxito no está garantizado.
Muy interesante