El Departamento de Justicia quiere que Google (NASDAQ: GOOGL) se separe de Chrome, pero se avecina una batalla aún mayor

El Departamento de Justicia podría estar acercándose al desenlace de su prolongado caso antimonopolio contra Google (NASDAQ: GOOGL), propiedad de Alphabet, después de que el mes pasado la agencia le dijera a un tribunal que la empresa de tecnología debería verse obligada a separarse de su popular navegador Chrome. Esto tras un fallo de un juez más temprano este año que determinó que la empresa había monopolizado ilegalmente la industria de los motores de búsqueda. Sin embargo, eso fue solo el comienzo, y la agencia parece estar adoptando una agenda que no solo podría redefinir el futuro de las búsquedas, sino también de las tecnologías de inteligencia artificial en rápida evolución.
En el documento de 23 páginas que detalla las soluciones propuestas para contrarrestar el dominio de Google en las búsquedas, el Departamento de Justicia exige una mayor supervisión del ecosistema móvil Android y busca prohibir que la empresa pague a otras compañías, como Apple (NASDAQ: AAPL), para priorizar sus productos. Además, quiere obligar a Google a compartir sus datos e índices con competidores, quienes solo tendrían que cubrir los costos marginales, permitiendo así a los rivales revender servicios de Google sin asumir los costos de desarrollo.
Eliminar el monopolio de búsqueda de Google es un aspecto central del caso del gobierno, pero lo más llamativo de la propuesta es una posible prohibición de “poseer o adquirir cualquier inversión o participación” en cualquier “producto de IA basado en consultas” rival. Esto podría poner en peligro el compromiso de Google de invertir 2.000 millones de dólares en Anthropic, una empresa emergente de IA que compite con el líder de la industria OpenAI, lo que ha alimentado especulaciones de que el caso del Departamento de Justicia podría tener motivaciones políticas debido a la influencia percibida de Google en el discurso público. Atacar Chrome representa un golpe directo al lucrativo negocio de búsqueda de Google, ya que el navegador es una herramienta clave para mantener a los usuarios dentro de su ecosistema. Pero una prohibición de las asociaciones en IA parece más una opción nuclear con consecuencias políticas y económicas significativas.
Kent Walker, director jurídico de Google, acusó al Departamento de Justicia de impulsar una “agenda intervencionista radical” que afectaría a una amplia gama de productos más allá de las búsquedas. Por su parte, el director ejecutivo Sundar Pichai aseguró a los inversores que la empresa se defenderá “enérgicamente”. La compañía planea presentar sus propias propuestas al tribunal este mes y podría apelar cualquier decisión del juez Amit Mehta. “Hemos alcanzado una posición de éxito porque hemos innovado profundamente, y seguimos haciéndolo”, afirmó Pichai en una reciente conferencia sobre resultados financieros. “La gente nos ha elegido porque considera que ofrecemos el mejor producto, ya sean consumidores o socios”.
El juez Mehta probablemente tendrá mucho que considerar mientras se desarrolla la fase de penalización del caso en los próximos meses, donde Microsoft (NASDAQ: MSFT) será una referencia importante debido a los precedentes establecidos hace más de 20 años cuando el Departamento de Justicia acusó a esa empresa de monopolizar el emergente mercado de navegadores. En ese entonces, el gobierno buscó inicialmente dividir la empresa, pero finalmente retrocedió tras un proceso de apelación y acordó un acuerdo más moderado. Eso podría dar a los inversores algo de esperanza de que la lucha actual no termine en un escenario catastrófico.
Las acciones de Alphabet alcanzaron un máximo histórico esta semana después de que la compañía anunciara el lanzamiento de su modelo de inteligencia artificial Gemini 2.0, que pronto se integrará en Search y ofrecerá “capacidades avanzadas de razonamiento” para abordar “temas más complejos y consultas de múltiples pasos, incluidas ecuaciones matemáticas avanzadas, consultas multimodales y programación”. Sin embargo, Alphabet sigue cotizando con un descuento significativo respecto a sus pares, como Apple, Meta y Microsoft, en términos de precio-beneficio a futuro. Incluso tras un sólido tercer trimestre con importantes aumentos en ingresos y ganancias, esto sugiere que cualquier tipo de acuerdo o resolución con el Departamento de Justicia podría preparar a la empresa para registrar aún mayores ganancias en el mercado bursátil. La reciente noticia de que Gail Slater, una experimentada abogada antimonopolio, ha sido nominada para dirigir la división antimonopolio de la agencia fue ampliamente interpretada como una señal agresiva por parte de la administración entrante del presidente electo Donald Trump. The Tech Oversight Project señaló que “la aplicación de las leyes antimonopolio es un éxito político popular y bipartidista, y llegó para quedarse”.
En medio de la incertidumbre legal, el desafío más urgente para Google a corto y mediano plazo podría ser la creciente amenaza de OpenAI, que tiene una alianza con Microsoft y, según informes, está desarrollando su propio navegador web que funcionaría en conjunto con su chatbot. Todo esto ha surgido sin intervención gubernamental, y ese es precisamente el punto que Aswath Damodaran, profesor de finanzas de la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, intentó destacar en un extenso artículo sobre los recientes esfuerzos por perseguir a las grandes tecnológicas con medidas antimonopolio.
“No hacer nada es, de hecho, la opción más sensata con las grandes empresas tecnológicas”, escribió, argumentando que los abogados suelen estar mal preparados para regular empresas. De hecho, el “cementerio tecnológico” está lleno de ejemplos como BlackBerry y Yahoo! que rápidamente pasaron del dominio a la irrelevancia. OpenAI está demostrando una vez más que la disrupción siempre está a la vuelta de la esquina, con o sin el Departamento de Justicia. A medida que se desarrolla el último drama legal, el destino final de Chrome o incluso del buscador podría no ser el desenlace más relevante. La verdadera historia a seguir es cuán eficaz será el gobierno para moldear el futuro de las tecnologías emergentes de IA. Mientras tanto, Alphabet cautivó la atención generalizada esta semana al anunciar un nuevo chip de computación cuántica llamado Willow, señalando el próximo horizonte en una hoja de ruta a largo plazo que los inversores apenas están comenzando a comprender.