Boeing (NYSE: BA) da señales de estabilización, pero los problemas persisten

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Muchos analistas creen que el atribulado gigante aeroespacial Boeing (NYSE: BA) se está recuperando tras diez años de turbulencias.

El director ejecutivo Kelly Ortberg parece estar reorientando la empresa hacia su enfoque histórico en la ingeniería, alejándola de su énfasis más reciente en las ganancias a corto plazo. Ha implementado un programa de ahorro de costos que incluye una reducción del 10 % en la plantilla.

Además, la empresa está trabajando para mejorar la gestión de riesgos y de la cadena de suministro, así como para abordar los problemas de seguridad. Ortberg reconoce que la cultura corporativa necesita cambiar.

Pero las malas noticias no dejan de llegar. Boeing obtuvo un contrato de 3.900 millones de dólares en 2018 para construir un nuevo avión presidencial para Estados Unidos, el Air Force One. Se suponía que el avión estaría listo el año pasado, pero ahora probablemente no lo estará hasta dentro de unos diez años, según informaron fuentes a The Wall Street Journal.

Si bien no se trata de un proyecto sencillo, el nuevo avión presidencial ha superado el presupuesto por miles de millones de dólares y ha sufrido problemas con proveedores, ingeniería y fabricación. Debido al retraso, el presidente Trump encargó un avión de reemplazo temporal —uno usado— a L3Harris (NYSE: LHX), según informó el Journal.

Probablemente ya conozca los problemas de Boeing a lo largo de los años: deficiencias en su jumbo jet 787, accidentes que dejaron 346 muertos con su 737 Max en 2018-19, una huelga del sindicato de maquinistas el año pasado, y muchos otros tropiezos.

El último obstáculo: los aranceles

Ahora la preocupación gira en torno a los aranceles. Los países extranjeros representan alrededor del 70 % de las entregas comerciales previstas de Boeing, y solo China representa el 10 %, según el Journal.

Si esos países responden a los aranceles de Trump con medidas similares, eso podría frenar la demanda internacional por los aviones de Boeing. Además, el 80 % del gasto en piezas de la empresa se destina a proveedores extranjeros, y los aranceles estadounidenses encarecerán esas importaciones.

Claro que no todos están preocupados por el tema. “La cartera de pedidos de aviones de Boeing, por 460.000 millones de dólares, ofrece flexibilidad para redirigir las entregas lejos de los aranceles”, escribió el analista de Morningstar, Nicolas Owens. Mientras tanto, “su inventario de suministros anterior a los aranceles y su abundante volumen de exportaciones netas de aviones pueden mitigar la mayor parte de la presión de costos que los aranceles podrían ejercer sobre los insumos importados”.

El problema de fondo para Boeing es cultural: el giro de una cultura de ingeniería a una orientada a beneficios inmediatos, iniciado en 1997. Ortberg parece estar trabajando en revertir eso.

Y las pérdidas de la compañía se redujeron un 91 % en el primer trimestre frente al año anterior, hasta los 31 millones de dólares. Sin embargo, el éxito llevará tiempo y no está garantizado.