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¿Tendrías un gemelo digital?

por
Miguel F colaborador

Vivimos en una época en dónde la competencia industrial es avasallante. Las empresas deben planificar al máximo sus procesos de producción, ya que un solo paso en falso puede provocar una pérdida de clientes, de reputación y fiabilidad e incluso ser desplazado del mercado por el avance de sus competidores. Una de las tecnologías que ha ganado terreno en estos últimos años en lo que refiere a producción y desarrollo de productos y servicios, es la creación de «gemelos digitales».

Estos gemelos no son más que una réplica digital de un producto o servicio perteneciente al mundo físico, es decir, una simulación que imita hasta el más mínimo detalle a un original. Mediante la recopilación y clasificación de información por parte de los científicos de datos, sumado a la intervención cada vez más frecuente de la IA, se puede obtener una réplica digital exacta de, por ejemplo, el motor de un auto de carreras, o incluso ir más allá y simular toda una ciudad completa, cómo ya lo está haciendo el Estado de Singapur y planea realizarlo la ciudad de Londres, para solucionar problemáticas como la contaminación, la congestión en los medios de transporte y la eficiencia energética.

Las aplicaciones de esta tecnología son realmente infinitas, ya que permite la detección y corrección de defectos de fabricación antes de que un producto llegue al mercado, como así también la optimización del proceso de producción en la fábrica y la corrección de un problema puntual cuando un producto ya ha sido desarrollado. Empresas de la talla de Siemens (BATS EU: SIE) o el gigante de la logística Deutsche Post DHL Group (BATS EU: DPW), ya conviven con esta tecnología, al haber creado «Digital Twins» de algunas de sus plantas de producción. De esta forma, gracias a la implementación de variados sensores de IoT (Internet de las cosas), la versión «real» y la «digital» están en constante retroalimentación en tiempo real, lo cual provoca que la información ingresada en cualquiera de las dos versiones, sea automáticamente asimilada por la otra.

En el caso de Siemens, su gemelo digital en fabricación, potencia la inteligencia de las máquinas interconectadas en la planta de producción. De esta manera se organiza y ejecuta toda la producción en forma eficiente, dando así paso a la llamada «Tecnología de la Industria 4.0». En el sitio oficial de la empresa, podemos registrarnos a un webinar para ver un ejemplo práctico de un proceso de producción llevado a cabo con esta tecnología.

En el caso de Deutsche Post DHL Group (BATS EU: DPW), esta tecnología tiene una amplia variedad de aplicaciones a lo largo de toda la cadena de valor de la logística. Aporta mejoras a la gestión de flotas de contenedores y la monitorización de envíos. Además de aportar en todo momento la ubicación de un determinado paquete, se puede obtener información sobre los ocasionales daños que pueda sufrir durante el transporte, con el fin de anticiparse a las problemáticas que puedan surgir de la recepción de un paquete defectuoso.

Hasta aquí hablamos de crear duplicados de objetos o servicios, pero como ya sabemos, la ciencia y la tecnología siempre buscan ir un poco más allá, y así es como ya se comenzó a hablar sobre gemelos digitales de seres humanos. Aunque en un inicio pueda resultar irrisorio, no lo es tanto cuando pensamos, por ejemplo, en el avance de los metaversos. ¿Acaso no sería más práctico y eficiente que una versión digital de nosotros mismos habite en el mundo digital, en lugar de un simple avatar que pese a nuestros esfuerzos no nos representará en todos los aspectos?

Sí hacemos una analogía con el cine, la película Tron Legacy de Disney (NYSE: DIS), nos muestra cómo el protagonista Kevin Flynn se embarca en la creación de un mundo digital, y al no poseer el tiempo necesario para llevar a cabo la proeza, crea un gemelo digital de sí mismo para que habite dicho mundo y siga construyéndolo desde adentro.

Imaginemos por un momento las infinitas posibilidades de un ser humano y su gemelo digital trabajando a la vez en un determinado fin. Todo lo que aprende una de las versiones es automáticamente asimilado por la otra. La frontera entre ambos mundos sería cada vez más difusa y surgirían nuevos retos que hoy ni siquiera imaginamos. En el ámbito de la salud, podríamos actuar en forma temprana o incluso predecir la aparición de patologías o enfermedades que afectan a nuestro cuerpo. Incluso podríamos simular las diferentes formas de combatirlas gracias a nuestro gemelo digital, y así saber cómo actuar en consecuencia.

El desarrollo de esta tecnología en seres humanos puede parecer aún muy lejano, pero no olvidemos que hemos desarrollado tecnologías que parecían imposibles en tan solo una o dos décadas. Lo cierto es que más allá del alcance tecnológico, aún la humanidad tiene una agenda pendiente de debate, y es la que pondrá sobre la mesa las implicancias éticas, morales y la discusión de nuevas leyes regulatorias sobre todo aquello que se viene.

De repente nos encontramos viviendo en un mundo que solo creíamos posible en las historias de ciencia ficción, y aún debemos debatir cómo lidiar con la IA, los Cyborgs, los robots, los gemelos digitales, los metaversos y todo aquello que derive de los avances tecnológicos y que implique la modificación de los aspectos físicos y mentales de los seres humanos. Todavía no hemos definido si esa «frontera digital» a la que hacía referencia Kevin Flynn en Tron, debe ser accesible para cruzarse a pie o debe estar en los confines más remotos para evitar su libre circulación.

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