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Aspirando al futuro

por
Miguel F Colaborador

Aún recuerdo el momento en que descubrí las aspiradoras robots mientras me encontraba leyendo noticias de tecnología en un sitio web, en los primeros años de la década del 2000. De repente, un pequeño clip publicitario mostraba algo similar a un disco gigante de hockey con la capacidad de desplazarse autónomamente, y mediante un sistema de succión y escobillas ubicadas debajo aspiraba el polvo y la suciedad que encontraba en su camino. Causaba gracia ver su funcionamiento, iba de aquí para allá, chocando contra los objetos de la habitación y cambiando de rumbo al hacerlo. Me hacía recordar a unos autos de juguete muy populares cuando yo era pequeño, quizás ese fue el detonante que me hizo querer adquirir una fabricada por la empresa no tan conocida iRobot Corp (NASDAQ: IRBT).

La empresa fue fundada en 1990 por tres ingenieros estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), y si bien tenían claro su pasión por la robótica y sus ganas de crear robots funcionales que asistieran a los humanos, no sabían precisamente sobre qué rama de la industria volcarían sus conocimientos.

Durante años desarrollaron diversas tecnologías enfocadas en la exploración, con uno de sus primeros robots fue el responsable de explorar la Pirámide de Giza, en un documental de National Geographic. También ingresó al negocio de la fabricación de robots de uso militar, para búsqueda y desactivación de explosivos y exploración en zona de catástrofes. El modelo iRobot 110 participó en la búsqueda de sobrevivientes posterior al atentado de las Torres Gemelas en 2001, mientras que el modelo iRobot 510 participó en las operaciones tácticas del ejército de EEUU en Irak y Afganistán.

A pesar de los grandes avances tecnológicos, la empresa se encontraba estancada comercialmente. La fabricación de robots exploradores y militares era muy costosa y la demanda no era suficiente, por lo tanto, se vio obligada a diversificar sus servicios. No fue hasta 1992 que el físico Joe Jones ingresara a la empresa y presentara un prototipo de robot aspiradora que había desarrollado en el departamento de Inteligencia Artificial del MIT, pero con poco éxito de atraer inversionistas.

Su nuevo empleo le brindaba la posibilidad de seguir experimentando, pero fue luego de varios años que la empresa logró cierta estabilidad financiera que Jones comenzó a trabajar en un nuevo prototipo que le demandó unos 5 años para planificar y ejecutar. La primera «Roomba» fue lanzada al mercado en 2002, y vendió 1 millón de unidades en tan solo dos años. Al día de hoy, se estima que hay 20 millones de Roombas distribuidas en todo el mundo.

Las primeras reseñas no fueron generosas. Muchos usuarios consideraban que las aspiradoras eran muy ruidosas, lentas, y que no cubrían el total de la superficie efectivamente, lo cual en lo particular hizo interferencia en mi idea de hacerme con una de ellas. Aún faltaba pulir varios puntos en cuanto a funcionalidad, pero así y todo me gustaba la idea de tener un robot autónomo limpiando mi hogar mientras yo me encontraba en mi trabajo. Tampoco podía ocultar las ganas que tenía de presumir un gadget así ante mi familia y amigos.

En la actualidad existen diversas marcas con productos similares y más económicos. De hecho, iRobot Corp (NASDAQ: IRBT) mantiene disputas legales con algunas de ellas, como Stanley Black & Decker Inc (NYSE: SWK) por considerar que ha violado sus patentes de diseño. De todas formas, Roomba posee el 70% del mercado de aspiradoras robots. El uso del sistema de navegación utilizado antiguamente por los robots exploradores, sumado a la inteligencia artificial y otras funciones como una cámara a bordo que puede reconocer objetos a su paso, logran que Roomba sea la predilecta de los consumidores.

Tanto es así que recientemente Amazon les ofreció un acuerdo multimillonario para comprar a iRobot Corp (NASDAQ: IRBT) dado que el potencial de poseer los mapeos del interior de millones de hogares y saber qué muebles, electrodomésticos y objetos en general consumen los habitantes. La noticia de la fusión no fue bien recibida por el público en general, razón por la cual la Comisión Federal de Comunicaciones impugnó la adquisición por considerarla monopólica.

En la actualidad Joe Jones abandonó iRobot Corp (NASDAQ: IRBT) y se encuentra trabajando en su nuevo proyecto: Franklin Robotics, que busca solucionar problemáticas de la agricultura mediante la aplicación de autómatas. Al contrario de lo que pronostican la mayoría de los tecnólogos, Jones afirma que en un futuro no socializaremos con robots, ya que sus años de experiencia le demuestran que los humanos preferimos utilizarlos para trabajos monótonos mientras se mantienen “invisibles”.

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