¿Quién quiere vivir para siempre?

La esperanza de vida está aumentando en algunos países del mundo. A primera vista, esto podría considerarse una buena noticia, ya que casi todo el mundo espera vivir más tiempo y con buena salud.

Pero la sociedad se enfrentará a graves problemas en un futuro próximo si la población mundial media envejece y no hay suficientes jóvenes para tomar el relevo. Según algunas estimaciones, para el año 2100 casi una cuarta parte de la población mundial tendrá 65 años o más, mientras que sólo el 5% de la población tendrá menos de 5 años. Parece que el mundo se va a volver mucho más aburrido. Pero las cosas podrían potencialmente empeorar si no hay suficientes jóvenes que hagan el trabajo pesado, es decir, los trabajos que demanden esfuerzo físico y la generación de ingresos fiscales para mantener a la población que envejece.

¿Es esta la campana de alarma para que se consideren nuevos enfoques a los problemas que se avecinan? Algunos científicos están pensando en ampliar nuestro ‘periodo de vida sana‘ (el periodo de nuestra vida que pasamos con buena salud, sin enfermedades crónicas ni achaques, del total de años vividos) para tener una población productiva incluso a la avanzada edad de 80 años. Suena divertido, si te puedes dar el lujo de jubilarte.

Entonces entra en escena el bombo de la biotecnología. Actualmente se están investigando y desarrollando diversas terapias y soluciones, como lo son la terapia genética, los biosensores, la ingeniería de tejidos, etc. Por otro lado, gigantes farmacéuticos como Pfizer (NYSE: PFE) y Merck (NYSE: MRK) evitan anunciar abiertamente que están abordando el ‘retraso del envejecimiento’ en su conjunto. Esta es una misión arriesgada y la recompensa podría estar en un futuro lejano. Quizás le toque a las pequeñas empresas biotecnológicas intentar hacer los grandes avances.

Si funciona, podría haber mucha gente vieja y gruñona (pero sana). Y si la ciencia de la biotecnología se asienta y desarrolla, tal vez el foco de atención se desplace a las cuestiones económicas y políticas. La sociedad podría sufrir grandes cambios. Va a haber mucho que pensar – y hace que uno se pregunte: ‘¿Quién quiere vivir para siempre?’