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👜Moda

El negocio de los cohetes y bufandas

por
José Albelo
Equipo de Comunicación de Producto de Quantfury

El ser humano ama la aventura y a los aventureros, de ahí el encanto de historias como la de Charles Lindbergh o Amelia Earhart. En un mundo cada vez más seguro y estandarizado, el encanto de la aventura nos continúa llamándonos; dos industrias buscan saciar esa sed, la industria de los vuelos espaciales y la industria de la moda.

La primera responde a la pregunta a dónde podríamos llegar a ir, mientras que la segunda responde a la pregunta de en quiénes podríamos convertirnos; ambas requieren de mucha tecnología para convertirse en una realidad; desde el primer boceto del diseño hasta llegar verlo realizado.

Es fácil pensar en la industria de los viajes espaciales está llena de números y fórmulas, mientras que en la industria de la moda está llena de colores y texturas. Pero últimamente, la industria de la moda ha cambiado; lo que antes era un mundo etéreo se ha convertido en una realidad llena de ciencia de datos tan sofisticada como en cualquier otra industria tecnológica. 

Hoy en día Stitch Fix (NASDAQ: SFIX) hace recomendaciones personalizadas a sus clientes acerca de prendas de ropa que les podrían gustar; la inteligencia artificial descubre lo que les gusta a los clientes y crea nuevas mezclas de estilos, todo basado en los datos recolectados y los algoritmos inteligentes que se encargan de interpretar y comprender los gustos del cliente.  

Recientemente, la startup de moda rápida y venta minorista en línea Shein fue valorada en $ 100 mil millones. Shein es la tercera startup más valiosa del mundo, siendo al menos 60 veces más valiosa que Virgin Galactic (NYSE: SPCE).

Shein demuestra que los consumidores más jóvenes no son tan diferentes a las generaciones anteriores, ya que si la situación lo amerita, están abiertos a comprometer calidad por precio. Shein también sabe qué productos se venden bien y cuáles se venden menos, dándoles la capacidad de evitar la producción de productos poco rentable, aumentando su eficiencia.

En la industria de los viajes espaciales, la eficiencia reina; un traje espacial debe proteger al astronauta de las condiciones del universo. Por otro lado, una prenda de ropa en la tierra tiene el objetivo de hacer lucir bien y proteger de las inclemencias del tiempo. 

Aun así, esa línea se vuelve paulatinamente más borrosa. En el espacio, los trajes espaciales protegen a los astronautas de los rayos UV; mientras tanto, en la tierra ya existen materiales especiales que pueden proteger a una persona de los rayos UV en su día a día. 

Hoy en día existen calcetines inteligentes que permiten saber información vital como conteo de pasos, velocidad, calorías quemadas, altitud y medición de distancia recorrida.  Productos como estos le abren las puertas a la gente común al mundo de la moda inteligente, un mundo que hace poco solo era accesible para un grupo selecto de individuos pertenecientes al sector espacial o militar.

Por otra parte, la industria de los viajes espaciales incursionó en el mundo de la moda; las empresas no quieren tener trajes espaciales que recuerden a una era de la exploración espacial de hace 50 años, sino trajes que inspiren el estilo de la industria en las próximas décadas, en un mundo en el que ya todos conocen cómo luce un traje espacial, cambiar esa noción es justamente retar al status quo. 

Finalmente, todas las industrias evolucionan y aprenden unas de otras, quizá ahí está el genio de muchos empresarios, en ser capaces de aprender nuevos métodos, para cambiar la manera en la que hacemos todo y moldear el futuro de maneras fascinantes y maravillosas.

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