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La historia de viajar con inteligencia

por
Miguel F Colaborador

Si hay algo que se volvió cada vez más frecuente entre nosotros, es disfrutar del placer de viajar. El exponencial avance tecnológico ayudó a crear las condiciones necesarias para que tomar un vuelo en avión ya no sea algo exclusivo de las clases con mayor poder adquisitivo, ni tampoco sea un proceso tan burocrático como en décadas anteriores. 

Hoy en día reservar un pasaje es tan sencillo como ingresar a la Web, navegar entre las opciones disponibles y realizar el pago con una simple tarjeta de crédito. Y en ese mismo momento es cuando comienza la ansiedad, ya que tenemos que tener todo listo para cuando llegue esa fecha, y una de las cosas más estresantes y a la vez apasionantes es armar el equipaje. 

Si viajamos hacia otro país o continente, queremos llevar decenas de objetos y no siempre podemos, por la norma que limita el peso del equipaje. Y ni hablar si tenemos que viajar al hemisferio contrario y terminamos llevando indumentaria para todas las adversidades climáticas que se puedan presentar.

Para sobrellevar todo este proceso que no tiene nada de sencillo, la tecnología una vez más ofrece sus servicios para facilitarnos las cosas. Así es como nacieron los equipajes inteligentes. Su nacimiento se remonta a aproximadamente una década atrás. La empresa Bluesmart surge en Argentina, a través de una exitosa campaña de Crowdfunding, que logró récord de preventas, al recibir pedidos de más de 100 países, cuando la idea aún era conceptual y no se había fabricado un prototipo funcional. 

La necesidad de crear el primer equipaje inteligente, surge luego de que uno de los fundadores de Bluesmart sufra en carne propia el traumático proceso de extraviar una valija durante uno de sus viajes. En ese momento tuvo la certeza de que era necesario insertar tecnología sobre aquello que hasta el momento era una caja boba, y junto a dos amigos proyectaron un sueño.

Así fue que luego de varios prototipos, lograron lanzar exitosamente al mercado el modelo Bluesmart One, que incluía cosas tales como cargador para laptop y celular, GPS de rastreo, balanza digital con acceso desde una app, bluetooth, conectores USB, y una funcionalidad muy práctica que permitía bloquear y desbloquear la apertura de la valija desde la app, e incluso un bloqueo automático que se ejecutaba cuando el equipaje se encontraba fuera del rango de nuestro bluetooth.

Lamentablemente, el sueño de Bluesmart duraría poco, ya que coincidió con la época en que algunos artefactos electrónicos comenzaron a tener problemas de recalentamiento extremo, y no tardaron en llegar los reportes sobre smartphones cuya batería se incendiaba. Ante estos sucesos, se creó una normativa de emergencia que afectaba a los vuelos comerciales, y dictaba que todos aquellos aparatos electrónicos que viajaran en el avión, deberían poseer batería extraíble. 

Por desgracia, la Bluesmart había sido concebida con una batería de litio integrada, lo cual hizo que sea prohibida. Este motivo llevó a la empresa a cerrar sus puertas, ya que no podía lidiar con las devoluciones constantes de sus clientes y a la vez invertir para generar nuevos prototipos con baterías extraíbles. Hoy en día la Bluesmart es considerada una maleta de culto, ya que no solo fue la primera, sino que incluyó tantas funcionalidades que marcó la hoja de ruta para todas aquellas empresas que incursionaron después. Por este motivo es que los más nostálgicos y aficionados a la tecnología, continúan buscándola en sitios como Ebay (NASDAQ: EBAY).

El breve pero exitoso camino de Bluesmart abrió las puertas a un nuevo mercado, y sentó las bases para que otros aventureros tomen la posta y continúen innovando. Así es que en la actualidad podemos encontrar modelos de grandes marcas como Samsonite, Travelers, Victorinox o la multifacética Xiaomi que suman cada vez más tecnología no solo en la parte electrónica, sino también en la construcción, al utilizar materiales como carbono, aluminio y magnesio, entre otros, y ruedas de giro 360º con suspensión incluida. Mención aparte merece la empresa OVIS, que decidió ir un poco más allá, añadiendo a sus maletas algoritmos de inteligencia artificial, para que sean capaces de perseguir autónomamente a su dueño y no solo esquivar los objetos a su paso, sino reconocer a cada uno de ellos.

Lo cierto es que el mercado actual es muy amplio, y todo comenzó hace apenas algunos años de la mano de una Start-up nacida exclusivamente para cubrir una necesidad específica. Las empresas fueron comprendiendo la importancia esencial que posee el equipaje para los viajeros, y poco a poco van agregando más funcionalidades que acrecientan cada vez más esa simbiosis que existe entre una maleta y su dueño. 

Ligeras, indestructibles, recargables, rastreables y ahora también autónomas, las maletas inteligentes evolucionan con los límites de la imaginación. Quizás algún día sean capaces de notificarnos cuando nos estamos olvidando un objeto importante o hasta generar un reporte de su contenido, para acelerar el proceso de inspección en los aeropuertos. Lo cierto es que la tecnología una vez más se infiltra en un rubro en el que parecía que todo ya estaba inventado, y abre un sinfín de posibilidades para que llevar una maleta deje de ser una simple carga.

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