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Velocidad en miniatura

por
Miguel F Colaborador
Hot wheels toy car collection mattel nasdaq mattel (1)

Hace apenas unos días, visitando la casa de mi infancia, encontré un tesoro. No me refiero a monedas de oro, piedras preciosas o dinero. Lo que encontré fue una simple caja de zapatos, y al abrirla mis ojos brillaron un poco y mi mente retrocedió hacia la década de 1980. Tenía ante mí la colección de autos a escala que había adquirido durante mi infancia hasta la pre adolescencia. Había de todos los colores y marcas, pero sin dudas los que ganaban toda la atención eran los Hot Wheels, no solamente por su estética, sino por los recuerdos de carreras victoriosas en arduas competencias con mis compañeros de colegio.

Quizás en la infancia no se tienen los conocimientos necesarios para comprender por qué esos autos alcanzan una velocidad y estabilidad mayor que el promedio, pero con el pasar de los años comenzamos a comprender la importancia de un chasis metálico y la falta de fricción en las ruedas, lo que logra convertir a los autos en mini bólidos que salen disparados con un débil impulso. Y es que cuando el matrimonio Handler se proponía crear un juguete, lo hacía realmente pensando hasta el más mínimo detalle.

En 1945, Ruth y Elliot Handler fundaron Mattel (NASDAQ: MAT) junto a su socio Harold Matson. Inicialmente, se dedicaban a la fabricación de portarretratos, pero las habilidades de Elliot en carpintería lo impulsaron a ir más allá y comenzó a crear casas para las muñecas de su hija, utilizando los restos de material que desechaba. En 1950 ya se encontraban perfilados hacia la fabricación de juguetes, y en menos de una década provocaron una disrupción en la industria, introduciendo el uso de plástico y metal y reemplazando a la madera. En 1959 llegaría el hito que los catapultaría hacia la fama: La creación de la muñeca Barbie.

Habiendo dominado el mercado de los juguetes para niñas, era necesario prestar atención a los niños. Y así es como nace Hot Wheels, una serie de 16 autos basados en modelos reales, supervisados por ingenieros de la industria automotriz. Según cuenta la historia, el lanzamiento desató la ira de General Motors (NYSE: GM), ya que el mítico Corvette vio la luz primero en su modelo a escala antes que en modelo real. Se comenta que un antiguo empleado de General Motors (NYSE: GM) filtró los planos del auto. De más está decir que el éxito de los autos fue inmediato, no solo por su calidad, sino también por su valor. Los modelos más básicos costaban alrededor de $1 dólar, valor que conservan en la actualidad, convirtiéndose en un producto que parece desafiar a la inflación.

Hacia finales de la década de 1980 existían centenares de modelos, y mientras tanto yo me encontraba acompañando a mi madre al mercado sin desaprovechar la ocasión de pedirle en cada visita que me compre un Hot Wheel de la batea de ofertas. En mi colegio un grupo de entusiastas habíamos tomado prácticamente por asalto un rincón del patio de recreos, en donde habíamos diseñado un circuito de competición pintando el suelo con un ladrillo. Día tras día volvíamos a repintar el circuito y disputar competencias cada vez más complejas. Un día al llegar al colegio nos sorprendimos al ver que el circuito había sido marcado con pintura permanente. Nuestro entusiasmo había sido tal que nuestros padres hablaron con las autoridades del colegio para crear el “autódromo” definitivo.

Las competencias pasaron a ser oficiales. Ya no éramos unos cuantos marginales demarcando el suelo, por lo cual cada vez más niños querían participar. Pero el espacio del circuito era acotado y el tiempo de recreo muy reducido como para realizar varias carreras, por lo cual el autódromo se fue colmando cada vez más de autos, dificultando la competencia. Pareciera ser que la empresa Galoob, más tarde absorbida por Hasbro (NASDAQ: HAS), hubiera detectado nuestro problema y decidiera revolucionar el mercado con los Micro Machines. Estos pequeños autos plásticos de escala mucho menor a los Hot Wheels, fueron los reyes de gran parte de la década de 1980 y 1990. Con una agresiva campaña de marketing y centenares de modelos, lograron durante varios años consecutivos vender más unidades que todos sus competidores juntos.

Para nosotros el problema del espacio estaba resuelto. Estos mini autos podían escabullirse por todos lados y competir con los Hot Wheels, rescindiendo velocidad a cambio de precisión. Pero el éxito rotundo de Micro Machines, que incluso contó con varios videojuegos, se fue apagando. Su estrategia de fabricar autos con temáticas de películas no pudo competir con la perseverancia hacia lo clásico que aporta Hot Wheels. 

Hoy en día la creación de Mattel (NASDAQ: MAT) lleva fabricados más de 4 mil millones de unidades y se convirtió en objeto de colección de los más grandes, mientras que la creación de Hasbro (NASDAQ: HAS) se encuentra prácticamente extinguida, demostrando que ganar unas cuantas carreras, no precisamente significa ganar el campeonato.

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